Hace unos 12.000 años AC –en la Fase del Paleoindio– la zona de Quillagua debió ser una estación de descanso y territorio para bandas de cazadores de la macro fauna pleistocénica –mastodontes y gliptodontes–, los primeros grupos humanos en el norte de Chile.

Hay evidencias desde hace 3.000 años atrás, en la Fase Formativa, donde ya existia relaciones entre los caravaneros provenientes de las tierras más altas y los de la costa, en la que el valle de Quillagua era un punto de encuentro estratégico y privilegiado para acceder al mar por concentrar ahí recursos hídricos y agroforestales, resultando lugar de tránsito y descanso entre etnias atacameñas y tarapaqueñas que buscaban generar el intercambio complementario a sus ecologías, ampliar sus áreas de influencia y establecer relaciones con las comunidades del litoral.

La intensas redes de intercambio fortalecieron los circuitos caravaneros y motivaron los primeros asentamientos permanentes, dando paso a comunidades dedicadas a la recolección, horticultura y agricultura mientras se desarollaban la alfarería, cestería, metalurgia y textilería. Esta especialización intensificará el interés y los requerimientos multiétnicos por converger colonias en Quillagua como lugar de ferias y trueques en medio del desierto.

Quillagua debió ser una estación de descanso y territorio para bandas de cazadores de los primeros grupos humanos en el norte de Chile.

Quillagua Space Hotel

El valle, sus aldeas y sus recursos promoverán las relaciones interregionales e interculturales, integrando grupos étnicos desarrollándose el concepto de área de “frontera”, pero que luego coexistirán, como fue con las culturas Atacameña y Pica Tarapacá. Ambos, hace 1.000 años atrás –en el periodo Intermedio– establecerán las primeros aldeas en lugares como Ancachi y La Capilla, construidas con las materiales como la anhidrita; greda y yeso como argamasa, troncos de algarrobo para envigar y cubierta de carrizos y sorona para proveer la sombra y abrigo.

Cada uno estos grupos de viajeros trocarán productos como cerámica, textiles, cestería y orfebría, impregnando en cada unos de ellos detalles y símbolos de sus propias etnias o procedencia geográficos, mientras las huellas de humanos y animales dejan surcos de sus andanzas en medio del desierto.

La influencia de Tiwanako está presente en Ancachi en prácticas cotidianas y liturgicas, como las tabletas de rapé y en expresiones de textilería, cestería y cerámicos, claves en el desarrollo del Periodo Intermedio desde el 500 DC hasta el 900 DC.

Cada uno estos grupos de viajeros intercambiarán productos impregnados de detalles y símbolos de sus procedencia geográfica.

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Cuando disminuye la influencia al culto del Tiwanako comienza una fase Intermedia, con prevalencia de la culturas Likan Antai o Atacameña en el curso del rio Loa, de Lasana y desde latierras altas, cordillera y altiplano de los andes centrales; el norte, de las culturas Arica y Pica Tarapaca, vínculos muy especiales con las etnias del litoral como los Camanchakos, las cuales se ven fortalecidas por la dinámica de relaciones e intercambio entre todas éstas comunidades y poblados de tan disímiles espacios geográficos y económicos.

Entre el 900 al 1400 DC se acentúan las interrelaciones de las culturas atacameña y Pica - Tarapacá sobre el estratégico valle, periodo en que se intensifica la produción y el crecimiento poblacional en el valle. La fase llega a su término con el arribo del Tahuatinsuyu en su amplia expansión hacia los territorios del sur de Chile. La influencia inca se hace presente en Quillagua a partir del 1438 DC, principalmente durante los reinados los Incas Pachacútec y Túpac Yupanqui, incluyendo esta parte suroccidental en la demarcación o “provincia” denominada llasuyu, consolidando su hegemonía por la imposición de sus ejércitos.

En su condición de frontera, Quillagua será parte del Qhapaq Ñan –el Camino del Inca– uníendo los territorios del Incanato y consagrandose como punto termedio en las redes viales. La presencia inca se encuentran principalmente en las aldeas y cementerios, hoy sitios arqueológicos. Es significativo que el nombre “Quillagua” sea de origen quechua, el idioma impuesto por los incas en los territorios que dominaron.

La influencia inca se hace presente en Quillagua a partir del 1438 DC, principalmente durante los reinados los Incas Pachacútec y Túpac Yupanqui.

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La fase Inca termina con el impacto cultural que significa la expansión española en América, comenzada en 1492, la cual ya en 1520 estaba presente en el actual territorio peruano, comenzando las exploraciones desde ciudades como Arequipa hacia puntos de interés geográficos y económicos, como los valles y oasis, con sus posibilidades agríco los yacimientos mineros susceptibles de expl y los puertos como el del Loa.

Es probable que el primer contacto entre las poblaciones indígenas del valle se hayan producido en el viaje de regreso de Diego de Almagro de Chile, sin desestimarse que también haya sido lugar de tránsito y de aprovisionamiento de Pedro de Valdivia, dada la cantidad de recursos, com agua, maíz, algarroba y forraje que la zona ofrecía para estas primeras expediciones de descubrimiento y conquista.

Sitio arqueológico La Capilla, antigua aldea indígena
Sitio arqueológico La Capilla, antigua aldea indígena.
Fuente: Quillagua, luna que asombra